Una alimentación variada, equilibrada y suficiente es la mejor manera de asegurarnos el aporte de aquellos nutrientes que nuestro organismo necesita.
Seguir un patrón de “Dieta Mediterránea”, practicar ejercicio físico y evitar hábitos insanos como el tabaco y el alcohol, puede llevarte a un buen estado de salud.
Para disponer de la energía necesaria a lo largo de todo el día, es recomendable realizar 3 comidas principales (desayuno, comida y cena) y 2 colaciones (media mañana y merienda), aunque no es imprescindible. Lo importante es escuchar a tu cuerpo.
Distribuir las ingestas te puede ayudar a:
- Distribuir mejor las calorías diarias que se precisan y mantener constantes los niveles de glucosa en sangre.
- Evitar el picoteo, generalmente de alimentos superfluos como patatas fritas, bollería, alimentos industriales, entre otros, que desequilibran la dieta y aumentan el consumo de calorías totales.
- Evitar llegar con mucha hambre y ansiedad a las comidas principales.
El desayuno: Debe contener entre el 20-25% del total de calorías y su composición puede ser de lácteos, fruta, cereales integrales y aceite de oliva virgen extra.
A media mañana se puede tomar una ración de fruta o yogur y/o frutos secos. Las calorías corresponden al 5-10% del total.
La comida: Debería tener un aporte de energía entre el 30-35%, y cumplir la estructura de un plato saludable, es decir, que las hortalizas ocupen la mitad del plato.
1/4 del plato para los Hidratos de Carbono (HC), mejor las opciones integrales (pasta, arroz, legumbres, patatas, pan, etc.), y otro cuarto del plato para las proteínas (carne, pescado, huevos, legumbres, etc.)
El postre, preferiblemente fruta o yogur. Por la tarde, con otro 5-10% de las calorías totales, conviene comer algo similar a la media mañana.
La cena: Es importante que sea más ligera para descansar mejor, entre un 20-25% de la energía total. Variar los alimentos para aportar otros nutrientes diferentes, pero con la estructura del plato saludable.